Manuel Corrales regresó a Matute con otra camiseta y no dudó en redoblar esfuerzos para enrostrarle la victoria huanuqueña a aquellos que lo echaron del club victoriano.
Al momento de su cambio levantó polvo con un gesto en alusión a la directiva aliancista, a la cual dedicó su actuación por “borrarlo” del equipo.
Su polémica reacción y sus airados reclamos por una mano de Cánova en área íntima generaron la molestia de la afición victoriana, que a su salida del campo lo insultó.
El “Avión” intentó defenderse agravando el problema y debió ser calmado por Juan Jayo para que la sangre no llegue al río. Pudo perder bien feo.