Uno de los puntos flacos que tuvo Alianza Lima en este partido fue su defensa. No hubo coordinación, voz de mando y menos capacidad para frenar la ofensiva chiclayana.
Se esperaba que Miguel Araujo, Koichi Aparicio y Marcos Miers le podían dar un toque de seguridad a la línea defensiva, pero al final fueron un “manojo de nervios” que permitió al ataque chiclayano jugar a su antojo.
El técnico Gustavo Roverano trató de corregir los errores, darle orden, cuidado del balón y proyección por las bandas, pero Roberto Guizasola no fue el jugador quimboso y explosivo que se esperaba. Se apagó.
Miers, con su experiencia, le costó mucho alinear la defensa. Dejaron muchos espacios y les ganaron por todos lados, donde Rengifo y Tejada les dieron un fuerte dolor de cabeza.
Al final, los errores costaron muy caros, pues Alianza se trajo una derrota que les está costando asimilar.