El 30 de junio, con el cantar del gallo y el albor tenebroso, el vínculo contractual de Juan Manuel Vargas con Universitario finalizará con una interrogante que ninguna de las partes hoy pretende resolver a ojos cerrados sin antes completar el rompecabezas.
Cuando el “Loco” debutó -en febrero- en el torneo casero con un golazo ante Sport Huancayo en el Monumental, medio mundo se reclinó a sus pies, era el enviado celestial, el todopoderoso que el mismísimo Pedro Troglio calificó como “excepcional”.
Pero, de pronto, Vargas empezó con sus “cosas”, soltó el carrete, parecía ir y venir en un parque de diversiones e, incluso, su prominente abdomen desnudaba su real compromiso.
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Para muestra un botón: no jugó cuatro partidos en provincias: ante UTC en Cajamarca, con Comerciantes en Cutervo, contra Garcilaso en Sicuani y tampoco se presentará -el parte médico precisa una contusión en el tobillo derecho- ante Sport Huancayo en La Incontrastable.
La renovación de su contrato implicaría continuar desembolsando 15 mil dólares mensuales por quien al parecer perdió la batalla con el sobrepeso y que sintetiza su producción en los campos con sus sablazos de media distancia.
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Lo más crítico es que Pedro Troglio ya no se traga el cuento. Por ahora es mejor hacerse el loco y dejar que el susodicho se haga el harakiri.
A partir del lunes todo paso será crucial. No renovarle sería tan igual que echarlo por la puerta de atrás y lo contrario también sería un problema para el futuro del equipo. Y es que ganar los tres puntos con diez jugadores es tan complicado como besarse el codo.
EL DATO
Juan Vargas solo ha jugado 10 partidos oficiales desde que regresó a Universitario.