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Asunción, Paraguay

Se amarró fuerte los botines,  se inundó de fe, pasó de primera a quinta en un santiamén y nadie lo paró. Corría el minuto 87 y Jhoel Herrera hacía lo mismo por el Perú, quizá con esa bendita fuerza de Machu Picchu en el mismísimo horno de Asunción...

Y así llegó el tanto agónico. Herrera habilitó a Víctor Ferreira, quien disparó al cuerpo del guardameta Barreto. El rebote quedó en tierra celeste para nuestra suerte. ¡Por fin! Ramúa la pescó y la mandó al fondo. Lo gritó con la garganta de todos.

Real Garcilaso superó lo imposible. Ganó lo extraordinario  y derrotó 1-0 a Cerro Porteño en su propia casa. Con ello sumó su primera victoria por el Grupo 6 de la Copa Libertadores.

Desde el inicio los dirigidos por Freddy García manejaron el cotejo a punta de estrategia pura. Si Guadalupe se resbalaba, estaba Bogado para decir presente y “soy la solución”. Si “Aceituna” intentaba agarrar la bandera y correr de esquina a esquina, Santillán le guiñaba el ojo. Como rezándole: “Yo te cubro”.

Y lo de Retamoso, Ortiz y Vildoso era conmovedor en el mediocampo. Y es que tanto guaraní parece que contagió a los muchachos de “Petróleo”. Todos se tiraban de cara. Al suelo y los toperoles arriba para que nadie pase.

El trabajo de Fabio Ramos y Víctor Ferreira en materia de ataque fue para el aplauso. El “10” generaba lo imposible en lo poco que se podía y el “9” quería su “Medalla de Honor”. Los “Azulgranas” solo se persignaban.

“Es producto de la humildad y el sacrificio. Este triunfo se refugia en ello”, llegó a decir Ferreira. No se equivocó. Los celestes llegaron con perfil bajo, pero con la mirada arriba.

Nos arrancaron una sonrisa infinita. Esas que ya habíamos perdido. Esas que se extrañaban. Garcilaso conquistó al Perú. Y sueña con conquistar la Copa Libertadores.

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