Final inédita

La cálida noche del 7 de julio del 2010 en Durban pasará a ser recordada como la noche en la que España no fue España. Como la noche en la que la Furia Roja le dio la espalda a su aciaga historia de fracasos y se instaló, por primera vez, en una final de Copa del Mundo.

Mucha agua corrió bajo el puente antes de este capítulo que hoy celebra toda la península y la comunidad ibérica regada por el mundo. España, la dueña de la liga más espectacular del planeta, la que comúnmente era candidata y siempre terminaba entre las sombras, está hoy en la antesala de su hora más gloriosa.

Anoche, mientras twitteaba el partido desde el Durban Stadium, pude ver a los españoles en toda su dimensión, ganando con firmeza, contundencia y buen fútbol a una Alemania de insuficientes argumentos para dar pelea ante el colosal adversario. Y eso que este equipo de Vicente del Bosque juega casi con uno menos: el Niño Torres ha pasado inadvertido y en su reemplazo ha saltado Villa, quien va camino a convertirse en el mejor jugador del Mundial.

Este domingo habrá una final inédita e impensada entre una invencible Holanda y una España que, si insiste en no ser España, podría ser campeona del mundo.