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Son pocos los que sueñan despiertos

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Con toda la alegría que significó lograr el campeonato del 2006, Juan Jayo, fiel seguidor del Señor de los Milagros, tuvo el privilegio de convertirse en uno de sus soldados que religiosamente todos los octubre carga la imagen divina.

Pasado el tiempo, la fe del veterano futbolista, según aseguró, luce inquebrantable, eso sí, no cree que el Señor regale milagros en la cancha, donde solo vale jugar bien, meter la pierna fuerte y tener puntería para salir ganador.

“No cabe pedir milagros para nuestro bienestar en el torneo, lo único que podemos pedirle es que nos cuide y nos proteja de cualquier enfermedad o lesión.

Nuestro logro se dará con el esfuerzo que realicemos y con lo que pongamos en la cancha”, manifestó.

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