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Cuestión de “piel”

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Tenía cara de malo, con el ceño fruncido y los labios agrietados de tanto maldecir, pero Pablo Vitti debía soportar las miradas inquisidoras que desnudan su  extraño momento, sin goles, jugando retrasado, apático, perdido en el espacio, en resumen, ni un ápice del talento que vimos con la camiseta de la Universidad San Martín.

El argentino ha dicho en su círculo de amistades que no es justo que cargue con el muerto cuando se supone que los “referentes” tenían la obligación de poner el pecho, empero, muchos de ellos miran detrás de los muros. “Y encima quieren digitar mi vida personal.

Yo no hago nada malo, solo salgo con una chica a la que empiezo a conocer”. Bueno, pues, hay que entenderlo, está joven, pero, entonces, algo pasa con su estado físico porque parece un palitroque a punto de rodar.“Yo me cuido, salgo en mis descansos, pero creo que pocos recuerdan el grado profesional que me caracteriza”, ha dicho con ganas de llorar o de patear el tablero por encima de cabeza de cualquier chistoso que pretenda “reírse” de su relación con la despampanante Leslie Shaw, la verdadera manzana de la discordia.

Vitti sabe que a pesar de sus descargos y de sus promesas de levar anclas, la directiva puso la carne en el asador y no piensa apañar sus caminatas nocturnas ni sus desganos a la hora de entrenar al ritmo de un grupo que no está para tomarse una siesta. Y también entendió que es la ley de la popularidad, de la farándula, a la que pertenece desde que fue tontamente ampayado.

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