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Corre hacia el Rímac

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Al chiquito le pegaron como a piñata, pero no dijo una palabra, tampoco se quejó con su papá, y es que el próximo año se pondrá la camiseta celeste de Sporting Cristal y había que aceptar el “agasajo” de bienvenida.

Írven Ávila hizo poco en un partido que sirvió, sobre todo para él, de presentación en un ambiente que seguramente le será familiar desde el 2012.

“Ya tomé una decisión, voy a jugar en un grande de la capital, pero hay que esperar el visto bueno de la dirigencia para oficializar el pase”.Ávila retornará a Huancayo a saldar algunas cuentas, empacar sus pertenencias, agradecer a quienes confiaron en él y saltar el charco hasta el Rímac. 

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