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Con espíritu de Guerrero

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Paolo Guerrero no solo fue el goleador que la selección necesitaba en un torneo clave de cara al inicio de las Eliminatorias, sino que se convirtió en la cabeza de una selección peruana que había perdido a Jeffersón Farfán y Claudio Pizarro.

Lo del “Depredador” fue conmovedor no solo por su aparición para los triunfos, sino también porque nunca se resignó a perder. Incluso cuando los uruguayos eran muy superiores a los nuestros, se dio maña para enfrentarlos en soledad y estuvo a punto de marcar el descuento de la blanquirroja.

Aquel torneo terminó de fortificar la relación entre Paolo y la hinchada nacional.

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