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“U” bailó merengue

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José Sotomayor

Cusco

No hizo falta Viagra, la solución  para contrarrestar la altura y otros males estaba adherida en el ADN crema. Era un componente desconocido hasta la fecha, capaz de oxigenar a un equipo asfixiado para que corra sin chistar a más de tres mil metros de altura, donde rescatar un punto sí es valioso.

Este elemento tenía propiedades curativas para resarcir heridas y dejar penas en el olvido, elevando las pulsaciones de medio país, que sintió de cerca la hazaña, aunque un efecto retroactivo generó insatisfacción por un empate de 1-1 que no conformó, pero dejó una sensación de alivio.

El científico Comizzo elaboró una estrategia de laboratorio, apostando por la marca de tres hombres en el medio sector, neutralizando los circuitos del rival y dosificando energías para dar el golpe en el momento idóneo. Así, la altura cusqueña no fue problema, aunque sí la falta de elaboración por la ausencia de un creador como Guastavino o Leguizamón. 

El partido parecía controlado, sobre todo por la sobresaliente actuación del golero Carvallo, quien sacaba de todo a Cienciano. Es por eso que  cuando los efectos de ese ingrediente merengue empezaban a disminuir, se recargó la dosis medicinal con el ingreso de Gómez y Olascuaga para cambiarle la cara a la “U”. 

Este último aplacó las críticas en su contra con una jugada de fantasía a los 80’ para dejar solo en el área a Christofer Gonzales, quien fusiló a “Pistacho”. La victoria era posible y solo debía aguantar el score.

Pero una desatención al fondo evitó la felicidad y permitió que Diego Pizarro a los 84’ de zurda decrete el empate para el “Papá”. Un empate injusto, pero  que sirve para recobrar la ilusión en el futuro.

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