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Pescadores de ilusiones

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Mientras la temporada de circo abrigaba discursos de partidas en Matute. Mientras la ausencia de gol era calmada por la llegada de un “Armenio”. Mientras todo eso pasaba, el zapatazo de Paulo Albarracín se transformaba en la gota del desierto.

Alianza salvó todo sobre el final e igualó a dos ante un José Gálvez que todavía sobrevive con respirador artificial.

El inicio marcó que sobre el verde la teoría de una pelota es simple: nunca juega para nadie en particular. Les da su chance a todos. Y la primera etapa corroboró ello. Lucho combinó el apodo y el apellido para brillar en Chimbote. “Talara” Trujillo a los cinco minutos sacó un zurdazo de tiro libre y cantó el primero. Las manos de Guevara nunca aterrizaron.

 Luego los muchachos de “Bam Bam” intentaron con uno que otro atrevimiento de Sergio Peña, o un remate de Ánderson Cueto. Nada. Ahora se venía el turno de la franja. Un equipo con bolsillos de tela, pero que ayer tenía aspiraciones de rico.

A “Ñol” le picaban los pies para entrar. Las manos atrás y sus pasos como en el “Noa Noa” lo desnudaban: angustia infinita. Y parece que Ricardo Salcedo se conmovió de tanto dolor. De tanto sufrimiento. Entonces, no tuvo mejor idea que disfrazarse de su DT y de un soberbio derechazo, a los 28’,  dejó sin opción a Heredia. Gálvez pescó el empate.

La etapa complementaria comenzó con un golpe de los locales. Junior Aliberti a los 59’ rompió las redes victorianas. Los íntimos se miraban de reojo, apretaban el puño  y luego agachaban el rostro.

Y así se paralizó todo hasta que ingresó Franco Navarro, quien a los 88’ se la dejó picando al “Cachetón”. Este no creyó en nadie y rescató el punto. Y quizás algunas cabezas que en el camino juraron marcharse de Matute como el Chavo de la vecindad.

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