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En el reino de Dios

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“Soy un hombre de fe”. Guillermo Sanguinetti lo dijo el pasado viernes y nunca arrojó su cruz. La cargó en medio del barro de los últimos días. Y si bien acá no hubo resurrección, nunca estuvo muerto, sus apóstoles salieron al frente para decir que su religión es la correcta.

El primero fue Christian Cueva. Porque luego de un primer tiempo a cero. Donde Joel Pinto se hacía figura y Henry Gambetta no creía en las caídas de Gabriel Costa dentro del área, en Matute el público soltaba los rosarios. 

Pero en ese barrio el hincha no es ateo. No abandona. Regresaba. Entonces, lo mencionado, Cueva brilló. De definición a un costado (45’) y de penal (60’). Dos clavos que son historia, que los meten a las semifinales del Torneo del Inca.

Y para que todo ello se dé, el “Topo” se la jugó y sacó a un hombre de marca como el “Cachetón” y mandó a Jean Deza. Arriesgó todo. Era eso o quedarse sin la fe del pueblo para siempre. 

El “Ratón”, el segundo apóstol, evengelizó a toda La Victoria. Participó en el primero con una gran asistencia a “Aladino”. Luego dejó trapo a toda la defensa del “Rojo Matador”.

Mérito también para George Forsyth que cuidó como oro la puerta del cielo íntimo. Pablo Míguez derramó por el hincha la sangre que debió derramar y  eso fue Alianza. Entrega divina.

Unión Comercio no pasó del empate en Pucallpa. Y así se vivió la Semana Santa en 90 minutos. Se ganaron el cielo.

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