Ganan con casi nada

El título conseguido por nuestras “matadorcitas” en el último Sudamericano de Menores es realmente digno de aplaudir, pues las nacionales a diferencia de sus rivales brasileñas, sobrellevaron su preparación física con escasos recursos.

En efecto, mientras que el país de la samba invierte más de 10 millones de dólares anuales en la formación de sus voleibolistas menores, quienes entrenan en canchas A1, las campeonas peruanas trabajan en instalaciones con limitada infraestructura.

Actualmente, disponen de dos espacios para sus entrenamientos: el coliseo El Olivar de Jesús María y el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de la Videna, en San Luis. Y la carencia más grave, de estos campos, incluso denunciada por la propia entrenadora Natalia Málaga, es el piso flotante de madera para evitar lesiones en las prácticas.

“Es lamentable que las chicas no puedan contar con un espacio digno de ellas, tienen que estar desplazándose entre dos escenarios cuando ya deberían tener su propio Centro de Alto Rendimiento. Hoy esa construcción está paralizada, pues se le solicitó al IPD pisos de madera y demás enseres necesarios. Queremos mayor inversión y compromiso de las autoridades”, le dijo a LÍBERO, Juan Castro, presidente de la FPV.