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El amo de la Patagonia

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    ¿ De qué se alimenta la mente   cuando las piernas de pronto no responden?

    Hay una fugaz regresión que lo atrapa. Que lo emociona. Tantos recuerdos, tantos cuerpos. Y responde con el mismo temple que lo hizo cruzar esos 120 kilómetros de la Patagonia, una prueba literalmente sobrehumana.

    “Me alimento del aliento de la gente que me rodea, de aquellos que me enviaron sus mensajes porque me ven como un referente. Entonces, así las piernas estén sangrando, tengo el compromiso de acabar la prueba por ellos. Y claro, yo no puedo defraudar a mis hijos. A ellos siempre les digo que deben aplicar el orden y la disciplina en sus vidas. Así es su padre...”.

    Michael Scogings es un maestro del trail running en el Perú con medio centenar de almanaques cumplidos. Correr a su lado, o así sea a un kilómetro, es  atiborrarse de sensaciones propias de un estilo de vida que menos mal hoy muchos aceptan como el camino directo a la salud, a la felicidad, a la bendita libertad.

    “Lo que hago va con mi personalidad, ¡así me gusta vivir! La práctica del trail empezó hace dos años y medio cuando decidí enfrentar mis cincuenta años de otra manera. Porque tenía un estilo de vida que no me gustaba”.

    El amo de la Patagonia empezó por variar su alimentación diaria. “Esa es la base de una vida saludable, pero la parte espiritual también es fundamental. El estrés diario nos consume energía. Y este deporte nos permite minimizarla para cumplir en una distancia larga”.

    Scogings, el pacer del Salomon Running Team, creció saltando techos en Jesús María y achicharrándose los pies en las playas del Sur. “Todo el día pienso en correr, en trepar montañas, cruzar cerros. Lo almuerzas, lo comes y lo descansas. Así llegué a la Patagonia. Un objetivo que lo había imaginado. Pasé dificultades, pero debía terminar. Porque los sueños finalmente son retos”.

    Nuestros terrenos, dice Michael, son propicios para entrenar y triunfar en cualquier lado del planeta. Es decir, al demonio con los imposibles. ¿Qué has querido demostrar?, le pregunté al cierre. “Que el común de la gente, porque yo no soy un corredor elite, puede hacer cosas extraordinarias. Nunca es tarde para cambiar de estilo de vida. Que hay una oportunidad diferente de lo que nos venden. No quiero una vejez con una serie de impedimentos. Cuando sacrifiques todo terminarás cruzando la meta”.

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