¿TECNOLOGÍA?... hummm

No de los temas que sigue generando polémica entre los periodistas internacionales destacados a Sudáfrica es el relacionado con los errores garrafales cometidos por algunos árbitros en esta Copa del Mundo.

Fui testigo en tribunas de dos muy puntuales: el legítimo tercer gol que le anularon a Maurice Edu de Estados Unidos frente a Eslovaquia en el Ellis Park, por supuesta posición adelanta, y el primer gol que le validaron a Argentina frente a México en el Soccer City, cuando Tévez se encontraba en claro fuera de juego. Y aunque no pude verlo in situ, habría que sumar el gol que no le cobraron a Lampard frente a Alemania, con un balón que sobrepasó en 40 centímetros la línea del arco, y pudo cambiar el rumbo de la definición entre ingleses y alemanes.

Esta historia de yerros y desaciertos no es nueva ni en los Mundiales ni en los países donde se juega el fútbol a nivel profesional. En todos lados se cuecen habas y, así como en Perú, todos los dardos apuntan a los árbitros o hacia la organización de campeonatos. Y hay fallos que pueden costar un Mundial, como ocurrió con México e Inglaterra.

Ante ello, ha vuelto sobre el tapete el tema de introducir sistemas tecnológicos que permitan definir si fue o no fue gol o si hubo o no off side. Una alternativa es un balón inteligente, otra es colocar sensores en los arcos y otra es dotar a los estadios de cámaras capaces de matar todo tipo de dudas.

Si ello ocurre, ¿se imaginan cuántas veces habría que detener el juego para verificar si el árbitro se equivocó o no? ¿Le haría bien al fútbol, un deporte movido por la pasión y por el factor humano, este tipo de innovaciones? La FIFA ya adelantó que estudiará un plan para la mejora del arbitraje “al más alto nivel”. ¿Acaso estamos a un paso de incluir un árbitro robot que controle el espectáculo? Sea lo que fuere, el fútbol requiere de correctivos, sí, pero que estos no le hagan perder su esencia.