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Gustavo Costas sabe cómo se maneja el negocio de las transferencias. Está curtido y entiende los golpes que existen cuando no se realiza una venta. Por algo los años que tiene metido en el fútbol le han enseñado a tener muñeca para llevar equilibrio emocional a los jugadores.

José Carlos Fernández no es una excepción, pues el delantero no es de acero. Por eso, comenzó a trabajar con él para explicarle que hay desilusiones y alegrías, ya que el objetivo es verlo con goles.“Hablé con Fernández porque sabía lo que podía venir. Él se ganó el cariño de la gente. Que no baje los brazos y siga así. A ese nivel, algún día se irá. Es difícil que se deprima.Otro jugador, con un pie arriba del avión, no se hubiera matado en los trabajos, en los partidos. El miércoles le dije que no haga fútbol porque quizá se iba. Él me dijo: yo quiero hacer fútbol”, dijo Costas.El técnico espera que nadie ahora se vaya del plantel. “Hasta que no se cierre el libro de pases en el mundo no estaré tranquilo. Eso pasará el 30 de agosto”.

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