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El Imperio puntea

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Grite, vibre, sueñe, si quiere, se lo merece, hincha cusqueño. Usted que tanto sufrió, que padeció la decadente metamorfosis de un “Papá” al que le daban como a hijo todos los fines de semana, deje ya atrás esa ruma de recuerdos al que estuvo conminado a vivir para aligerar esa pesada cruz que cargó el año pasado, y disfrute este presente, que solo sabe de festejos y portadas.

Cienciano es más puntero que nunca, solo, tan solo como estuvo hace unos meses, por unos dirigentes que escondían la cabeza y que, ahora, alejados, observan con envidia lo que estos  guerreros son capaces de hacer sin deudas encima y con un comando técnico estructurado, y no sobre la marcha.Los números no mienten: tres victorias en tres partidos jugados y cero goles en contra. El partido no pudo salirle más redondito a los rojos, quienes enfrentaron a un Boys que pugnó por cambiar su pésimo historial de derrotas en el Cusco, pero que terminó ahogándose en el mar de sus angustias.A los 12’, Retamozo, con un remate traicionero, confundió a Carranza y puso el primero de la tarde.Solo 13 minutos después, Lizarbe comete una tontería y se fue a las duchas por golpear al “Flaco” Masías.Y vaya que los porteños quieren entrar al libro de los Récord Guinness o, de repente se equivocaron de profesión, pues a los 49’ Jair Iglesias recibió la segunda amarilla y dejó con nueve hombres a su equipo. Cuatro expulsados en tres fechas, todo un tributo al autocontrol.Si con once era difícil, con nueve casi imposible. Ciurlizza y Albarracín no tenían piernas para detener a Chávez y Mariño, y trataban inútilmente de generar juego con un Guevara desaparecido e intermitente.Corrían 52 minutos. Diego Bustamante ve al “Pipa” adelantado y se la sombrea sin atenuantes. Golazo para que lo grite todo el Garcilaso de la Vega y toda la Ciudad Imperial.Company permanecía inmóvil en el banco, y solo atinó a realizar algunos cambios para enfriar las acciones. El ingreso de Giampietri quedará para las estadísticas, pues el argentino jamás causó peligro con el colocho García, que deambuló entre los defensas.Cienciano saboreaba el postre de la ventaja, pero aún no estaba satisfecho.Desde las graderías clamaban más goles, y este “Papá”, bonachón y desprendido, cumplió con el caprichito de sus hijos a los 87’ con el zurdazo esquinado de Ojeda para cerrar cifras.Tres a cero inapelable como para decir orgulloso: Sí se puede.

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