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Claudio y la bicolor

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Claudio y la bicolor

El mensaje de Claudio Pizarro sigue siendo alentador. Sus ganas de estar en la selección se reflejan en cada declaración. Sea cual fuere el medio que lo busca el delantero pone por encima de cualquier otro tema, el orgullo que sería para él volver a ponerse la camiseta de la selección.

Y si Pizarro tiene este discurso lo único que puede provocar en el resto de futbolistas nacionales es contagiarlos. De llenarse de orgullo por vestir la camiseta del equipo de todos. Presiento incluso que al escucharlo o leerlo, el mismo Jefferson Farfán también meditará sobre su comportamiento. Por eso el pedido de Claudio pidiéndole a Markarián que convoque a la “Foquita” nos parece válido.

Siente que en este proceso no debe faltar nadie, más allá que el delantero del Schalke 04 pueda ser un potencial rival en el puesto, si las cosas no andan finas para el goleador extranjero de la Bundesliga.

Por este y otros motivos esta decisión absoluta de querer estar al lado de Sergio Markarián en el  proceso Brasil 2014 no debe sonar solo a verso. Y es que razones para querer estar deben sobrarle.

En un delantero de su vuelo internacional no ir a un Mundial siempre será un sueño incumplido. Y aquí se incluye entrar a la historia grande del país, al capitanear (pocos lo dudan) un grupo de jugadores que nos hagan recordar y en el caso de los jóvenes ayuden a descubrir qué sensación produce estar en  un certamen como este después de 32 años.

Aunque prefiera no hacerlo obvio, el delantero de Werder Bremen también quiere el reconocimiento de la gente en su país. Lo que no goza a plenitud como sucede en Alemania donde es aplaudido por su talento y records obtenidos.

Pizarro y la selección tampoco han tenido buena química, si se recuerdan los cortocircuitos con la hinchada y con los técnicos que pasaron. Algo que no desea repetir.

No es poca cosa que un futbolista de su nivel vaya a sumar 1,437 días sin vestir la camiseta del seleccionado, siendo la última vez una ocasión rodeada de escándalo.

El 20 de noviembre del 2007 fue la última vez que se enfundó la blanca y roja, aquella vez de la goleada apabullante en Quito de cinco a uno en contra.

Pizarro quiere volver y parece que ni siquiera Klaus Allofs y Thomas Schaaf que hacen esfuerzos extremos para retenerlo en el Werder Bremen, podrán lograrlo.

El jugador está seguro de lo que quiere. Es un buen punto de partida para su regreso. Una vuelta que en realidad esperan todos los que deseamos ver un seleccionado nacional poderoso y sin conflictos. 

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