Juego de “Pizarrón”

¡Parecen las Eliminatorias!, se oyó como un fogonazo al cielo luego del toma y dame que ese mágico triunvirato había plasmado con la seguridad de un tragasables y la exactitud del más costoso reloj suizo.

¡Uuuf! Pizarro, Guerrero, Vargas, la Santísima Trinidad, pifió el “Loco”, ¡caray, la historia de siempre...! Perú debía comerse a cualquier “platanazo” con camiseta ecuatoriana porque los primeros minutos fueron tan avasallantes que Reinaldo Rueda creía que se trataba de una joda.

Ecuador resistía con una pizca de suplicio, mientras que los nuestros desataban esos argumentos que hoy nos permiten creer, con ciertas bases sólidas, en un futuro alentador, sin lesiones morales ni castillos de naipes, esos que arruinan intenciones, esos que matan pasiones...

Empero, algo pasaba en la retaguardia, dubitativa quizá por los miedos del pasado, total, nunca defendimos bien, y eso es como cargar una mochila repleta de ladrillos, duele, hace daño, ¡caray!, si hasta “Barney” Carmona se quitó el disfraz antes de fallar en una salida tan sonsa y que pudo terminar zarandeando las redes de Salomón.

Por cierto, hay que decirle: ¡Salvador Libman! Es el rebautizo propio de alguien que aprovechó su oportunidad barajando un penal, a los 22’, con el arrojo de quien se quemó las pestañas estudiando a los rivales.

La expulsión de Christian Ramos por “mano” intencional probó muy pronto la fortaleza mental de un grupo con una base de experimentados y el soporte de algunos chicos que se “matan” en el torneo casero, pero que no tienen el corte de Pizarro ni de otros “europeos”. Eso cuenta, se ha dicho hasta la saciedad.

Y menos mal que tenemos al “Mago” para solucionar algunos conflictos. Porque jugar con diez hombres es tarea de osados. Pero Markarián replanteó bien con algunos “comepiernas” como Toñito Gonzales.

Además, Pizarro soportó la carga, como Paolo y Vargas que se fue puteando en clara demostración que no es un loco, sino un peruano que juega como soldado. Da la vida. Y eso fue lo rescatable del partido de ayer. Perú tiene vida... y hombres.