sinceren el fútbol

Le han apretado tanto el cuello a los clubes de fútbol que veo imposible que pueda seguir desarrollándose con regularidad el próximo año. Nadie puede negar la irresponsabilidad de algunos dirigentes que endeudaron a sus instituciones y sobre ellos no pesa ninguna sanción más que la moral y para esos inescrupulosos esa palabra no existe en el diccionario.

Quien aceptó cada una de esas normas fue el órgano rector, la Federación Peruana de Fútbol (FPF), institución que no sabe, no conoce lo que es pagarle el sueldo a un futbolista, pues cada jugador que lo hace por la camiseta nacional no percibe un sueldo. Las federaciones no tienen ninguna obligación económica con los seleccionados más que cubrir sus  traslados, concentraciones, viáticos y premios pero de sueldos, nada de nada.

Por eso es muy cómodo para la Federación Peruana de Fútbol apretarle la soga a los clubes luego de las exigencias que Agremiados les planteó en los inicios de esta lucha. Jamás los dirigentes de aquel momento se imaginaron que se estaba construyendo la herramienta más peligrosa para la subsistencia del fútbol profesional.

Ningunearon a los representantes de los jugadores, se burlaron de ellos y pensaron que todo su reclamo era una pataleta que iba a quedar en nada.

Hoy  los jugadores de Universitario de Deportes presentan una planilla de sueldos firmada sin haber cobrado el sueldo correspondiente y otros clubes se le tiran encima para obtener los puntos que no supieron ganar en cancha, Sport Boys del Callao pierde puntos porque dejó de pagar una cuota del compromiso adquirido con Agremiados de Futbolistas.

Todo es un caos y las cosas no cambiarán hasta que se sinceren las posiciones de uno y otro sector: Los clubes no pueden seguir tratando a los futbolistas como esclavos ni los jugadores deben pretender colocarse saco y corbata para administrar el fútbol.

Desde cuando las palomas le disparan a las escopetas. En adelante la asunción de un cargo dirigencial debe estar unida a una responsabilidad solidaria y pagar con su peculio por el endeudamiento desproporcionado en su administración.