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Así le llegue a la punta del dedo meñique el apelativo de “farandulero”, Pablo Vitti deberá engullir saliva, moverse de costadito y aguantar el cargamontón que debió presagiar antes de relacionarse con la rubicunda Leslie Shaw.

Pero eso no es todo, el argentino tendrá que “soplarse” las pataletas de Alejandro Richino, el preparador físico más eléctrico de nuestro festivo balompié, que, por cierto, ayer le pidió, bueno, le exigió portarse bonito, enmendar el camino, ojo, sin trasnochadas, o, en todo caso, pedirle a la cantante, bailarina y algo más que lo deje dormir al menos unas horitas.

Y es que Vitti padece de agudos problemas en los aductores, situación que al parecer colmó la paciencia de algunos directivos. Con llamada de atención incluida, Pablito deberá reflexionar, bañarse con agua fría y dedicarse a jugar.

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