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Los metió al bobo

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Claudio Pizarro y su romance con la selección es eterno. Es un amor sincero, leal, incondicional. El capitán se entregó en cuerpo y alma en pos de la victoria. Luchó, saltó, pegó, aguantó y corrió como si se jugase el pase al Mundial de Brasil 2014, ese Mundial que quiere jugar antes de despedirse del fútbol.

El máximo goleador extranjero de la Bundesliga se reencontró con aquellos que en su momento lo “enterraron” y se marchó entre aplausos, feliz y reconocido por el goleador boliviano Marcelo Martins, su ex compañero en el Werder Bremen, que le pidió su camiseta.Anoche jugó su partido número 57 con la selección y anotó su gol 14, el “14” que luce orgulloso en el dorsal. Nunca bajó el ritmo y a los 81’ concretó el empate final con un penal perfectamente ejecutado. Derechazo cruzado y rasante que el golero visitante no pudo evitar.

El “Bombardero” pisó el área con autoridad y vehemencia. El 3 de octubre, Claudio celebrará 33 años de vida, la edad de Cristo, y el anhelo de ver ganar a sus caballos no se compara con la ilusión de jugar un Mundial. “Es mi máximo sueño”, ha dicho.

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