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Rápidos y furiosos

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Uno los ve jugar y dice: “Cómo se las arreglan para salir de la marca de varios y empujar al equipo”. Sin embargo, lo de Roberto Ovelar y Johnnier Montaño camina bajo ese sendero y por otras rutas, esas que los combinan como si fueran socios de toda la vida, como si recorrieran cada centímetro del terreno de juego con el mismo libreto.

El “Búfalo” y el “Potón” lo saben, tocan y tocan, juegan con los otros socios (Bazán y Hurtado) que aparecen normalmente por las bandas y se iluminan como los gigantes de este puntero. Ese que hoy más que nunca refugia sus esperanzas de historia y título bajo sus botines.

     Así, Alianza Lima respira en este espiral del silencio de algunos de saco y corbata, vive bajo la magia de sus once, de los Ovelar y de los Montaño. Dos individuos caídos del cielo para Miguel Ángel Arrué y para un plantel que disfruta con sus diabluras.

Tanto fue así que ayer la rompieron en la práctica, y en el partido con espacios reducidos hablaron telepáticamente, como una muestra que ante la San Martín continuarán con ese libreto del cual mencionamos párrafos anteriores y de los que  aún no encontramos su secreto.

 ¡Que viva Paraguay!, ¡que viva  Colombia! y ¡que viva Alianza Lima!

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