Vuela como un “Jet”

Es probable que los 59 gritos de gol de Alberto Gallardo con la celeste en el alma hayan tenido mucho que ver en la resurrección de Sporting Cristal. Un equipo que volvió a sonreír, que recuperó su doctrina y que despertó, nuevamente, la ilusión.

Y es que los rimenses no solo regresaron a ese escenario que ahora lleva el nombre de una gloria de su institución, sino que reflotó su instinto criminal al aplastar a Melgar por 3-1.  

Se enfrentaban los dueños del tercer y cuarto lugar del torneo. Ambos con 15 unidades en el bolsillo y con la firme consigna de marcar distancia, de caminar algo más separados. Y esa regla al final solo la cumplieron los dirigidos por Roberto Mosquera.

Los cerveceros salieron con todo y cuando el hincha de la “SC” aún tomaba aire para explotar con cada grito de euforia, apareció Irven Ávila a los dos minutos. Carvallo recién se ponía los guantes y los dueños de casa ya cantaban el primero.

El guía celeste se acomodaba el terno italiano y la corbata de esquina para sentir que su equipo volvía a ser el de fechas atrás. Y para que no crea que todo era un sueño, el cazador Hernán Rengifo llegó a los 13’ para ampliar la ventaja. El coloso Alberto Gallardo disfrutaba, el “Extremo Celeste” explotaba.         Pero faltaba alguito más, un detallito para que se cierre el primer round con la sensación de que el enfrentamiento ya estaba cerrado. Entonces, a los 35’ el “Cholito” Ávila llegó con el alma de gladiador. Rompió como caramelos a los mistianos y clavó el tercero fulminante. 

                Ya en la etapa complementaria los del Rímac bajarían las revoluciones y los “characatos” tratarían de poner todas sus armas sobre el tapete. Es ahí que Hilden Salas sacó una jugada de la galera y a los 84’ derrotó a una insegura defensa rimense. Sin embargo, el cotejo ya no daría para más.

Los hinchas se fueron, se cerró el telón y el cielo se abrió. Ahí el “Jet” mostró su rostro. Como para decirle: “Gracias maestro por el triunfo de ayer”.