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Reflota el barco

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Por su mal momento institucional, similar a un barco a la deriva, el triunfo de Sport Boys sobre Cobresol enaltece a sus jugadores por dejarlo todo en la cancha y hacer respetar los años de tradición y gloria del popular cuadro porteño.

Fue apenas un gol el que se gritó en el Callao, pero suficiente para que la gente subiera el volumen al amplificador y comenzara a bailar salsa dura al ritmo de Héctor Lavoe. Siempre oportuno para calmar las penas y alegrar el alma.

El encargado de darle la felicidad a los hinchas, que desafiando al frío se dieron cita en el Miguel Grau, fue el volante César “Huevito” Ruiz. Su remate de larga distancia a los 21 minutos fue inatajable para Sotillo.

Orejuela siempre combativo en ataque, pudo incrementar la cuenta, al igual que un movedizo Caldas, sin embargo, no tuvieron fortuna en el puntillazo final.

Cobresol perdió a Mario Soto por doble amonestación, pero lejos de bajar la guardia, modificó el sistema de tal forma que resistió hasta el último minuto.

Penúltimo en la tabla de colocaciones, este triunfo es un aliciente, una alegría tenue para un pueblo chalaco que respira fútbol como el pan de cada día.

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