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A Ross con hígado

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Su brillante anotación 9 con la camiseta de Sporting Cristal en lo que va del Descentralizado la celebró con alma, corazón y vida. A pesar del rival, a pesar de todo lo malo que sucedió.

Junior Ross atraviesa por un momento estelar, digamos que ha experimentado ese segundo aire que, duro contra sencillo, lo convertirá en el jugador que Roberto Mosquera quiso desde que pidió su continuidad.

Sin embargo, el extremo de 26 años también siente... el golpe, los puntapiés y los atropellos de quienes pretenden bajarse al “grande” a las buenas o a las malas con tal de aguarle la fiesta.

“Lo que pasó en el campo fue una carnicería avalada por un árbitro al que no le dio la gana de mostrar siquiera la tarjeta amarilla. Yo pude terminar como Luis Advíncula, pero gracias a Dios que no sucedió. Tuve algo de fortuna, a pesar de las patadas que recibí”.

A punto seguido, Ross destacó la sociedad que ha formado con Irven Ávila. “Es buena y partido tras partido se está demostrando que aquí se trabaja con solidaridad y entrega, ese el secreto de este Cristal que, a pesar de los contras, luchará por el título del año”.

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