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Para la “U” fue doloroso

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En un compromiso de esta magnitud a nadie puedes dar por muerto, sobre todo si el enemigo tiene argumentos para resucitar en el instante menos esperado. Universitario se quedó con la miel en los labios e igualó a uno ante Sporting Cristal en un cotejo que tuvo un final de infarto.

La primera etapa se impregnó de imprecisiones y juego fuerte. Por un lado Lobatón, Sheput y Cazulo intentaban brindarle dinámica a la volante celeste, pero siempre aparecía una pierna crema que impedía el tránsito limpio del balón.

Desde la otra vereda, los cremas buscaban su negocio. Se escondían y desde el fondo se impulsaban para hacerle daño de contra a los dirigidos por Roberto Mosquera. Dicen que bajo esa filosofía pocos fallan.

Y en medio de ese sistema de “seguridad”, Miguel Ximénez hacía el trabajo de héroe y luchaba como un león enjaulado cada balón que llegaba al área de los bajopontinos.

Incluso, sobre el final del primer tiempo, el “Chino” generó la jugada con más riesgo hasta ese entonces. Giró como un “9” diabólico, como un trompo y remató con furia. El palo terco salvó al “Loco” Delgado.

En la etapa complementaria los espacios se marcarían, y el partido se transformaba en un ida y vuelta constante. Rengifo y Junior Ross eran los que más buscaban inquietar a Llontop, pero no encontraban la fórmula.

Entonces, el pánico se apoderó de los del Rímac. No entraba el balón, Luis Advíncula miraba la roja e Iván Chang temblaba para no decretar dos penales claritos contra el “Charapa” y “Loba”.

Los de Ate no desaprovecharon la oportunidad y a los 67 minutos Ampuero ingresaba como un fantasma para anotar el primero.

Todo parecía felicidad desde el banquillo merengue, hasta que Chang volvió a ser protagonista. Cobró lo extraño y desde los doce pasos Mariño la mandó al fondo.

Así en el último suspiro demostraron por qué los clásicos son extraños, impredecibles.

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