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El beso de Judas

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El tierno beso al rostro de su hijo tatuado en uno de sus brazos, celebración que caracterizó su paso goleador por Garcilaso, es quizás el último rezago de amor existente entre Andy Pando y el elenco cusqueño. Su intempestiva salida del cuadro imperial generó un cataclismo y forzó una avalancha de dudas que ponen en tela de juicio la honorabilidad de una institución y la lealtad de un futbolista. 

Mientras la dirigencia renuncia a la gloria para defender sus principios, sin llegar a esclarecer las razones del despido de su goleador, el “Cholo”  espera la resolución que lo desvincule del equipo cusqueño y el final del torneo para cantar su verdad y limpiar su nombre.

Sin embargo, no hay mal que por bien no venga, y pese a verse relegado del cotejo más importante del año y ser descartado en equipos importantes del medio como Juan Aurich y otros más, fuera de nuestras fronteras se avivó el interés por el atacante peruano, ya que el Pumas de México y Deportivo Cali de Colombia lo quieren.

Pando mandó un mensaje a su ex equipo vía Twitter. “A pesar de estar en mi derecho de declarar y presentarme a los entrenamientos para hacer cumplir mi contrato, decidí no hacerlo por respeto a mis compañeros. Les pido que no se desconcentren por esta situación. Ya habrá tiempo de hablar”.

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