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Oye, mírame

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Como en colegio militar, entre cuatro paredes, había que llamar a cada uno por su apellido para que dé su descargo. Una cosa es tener una cicatriz, pero otra muy distinta recibir cuatro garrotazos.

LÍBERO conoció que Wilmar Valencia se reunió por cerca de hora y media con el plantel en el camarín del estadio Alejandro Villanueva. Allí “Bam Bam” habría pedido que cada uno diga su verdad y lo que piensa del momento que se vive.

“No busquemos culpables en los jugadores, conversaré más tranquilo con el grupo y veremos cuál es el camino a seguir. Si en algún momento yo soy el responsable habrá que analizarlo para tomar una decisión”, dijo Valencia.

Eso le habría repetido al grupo. Incluso, les mencionó que “si quieren que me vaya, díganmelo. No tengo problemas en dar un paso al costado. Respondan...”. Nadie opinó nada. El silencio y las miradas al suelo los consumió a todos.

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