Se rompe el Cristal

José Luis Saldaña

Ese dolor eterno en el pecho es pena. Y hasta donde se sabe, para ello no hay cura. Esa rabia que descendía desde las tribunas es frustración. Y hasta donde se sabe, ello se debe a esas cuatros fechas sin ganar que arruinaron el “jardín anímico” de los celestes.

El cotejo ante Melgar no comenzó ayer. Para los bajopontinos, se dio días antes. “No quiero hablar de los rivales porque acá nadie quiere jugar al fútbol y nosotros sí”, dijo Mosquera sin tapujos. Quizá, sacándole la lengua a los que sienten el espíritu algo helado –puede ser el invierno– de sus muchachos.

Digamos que ese discurso se trasladó al 0-0 ante los “mistianos”. A lo que falló Renzo Sheput al maldito segundo 58. El botín abajo y la redonda que buscaba a Cristo en todos los cielos. O también, al remate de Delgado que pegó en el palo de un Butrón que personificó la presencia de un demonio en una aldea que dejó de ser celestial. Cazulo cayó en lo mismo y el travesaño le devolvía como un boomerang su remate. Sus ilusiones.  

Entonces, Cristal buscó otros senderos. La velocidad de Ross. El botín de reliquia de Lobatón. A Calcaterra en su versión “Calavera”. Todo ello, pues con “Zlatan” Fernández no hay conexión. Parece perdido. Ya no es el mismo de antes. 

Pese a todo ello la redonda se perdía. La corbata estrangulaba a los que ya tienen que ponerse “moscas” y pensar si es oportuno concentrar fuerzas en el futuro de algunos muchachos ajenos a la institución, así sean “mancos” y cojos. 

Y al otro lado el hincha de “raza” lloraba sangre. Litros y litros. Ni eso conmovía a la visita. Los hijos del “Misti” nunca tropezaron. Así cerraron su tarde en el Alberto Gallardo, robando un punto heroico.

Cristal es grande y verlo así choca. Pese al mal momento el “bi” sigue cerca, pero por lo pronto habrá que pedirle tregua al destino y hacer un pacto con su historia. Ojalá que con eso sea suficiente para recuperarse el miércoles ante Garcilaso.