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¡Metió cabeza!

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Cuando el corazón se acelera  y la garganta se inflama por un grito a todo pulmón, qué importa la estética, el juego bonito o  esos clichés que en ninguna de sus formas te garantizan un triunfo. Para tentar la gloria es necesario ganar, y en ese anhelo por la consagración Alianza va por el camino correcto.

Había que ponerle más huevos que fantasía, más coraje que inventiva. Así Sanguinetti alteró la historia de un pueblo acostumbrado al deleite visual, apostando por el resultado antes que el juego lindo. Si jugar bonito es perder, los grones juegan horrible, pero logran su objetivo. Y así lo sufrió Cristal, que hizo el mérito pero se fue con las manos vacías y una derrota que destruyó su ilusión en el Torneo del Inca.

La historia parecía pintada de celeste, con un inicio arrollador que hacía presagiar una victoria rimense. A los 16’ Ross se comió un gol debajo del arco, a los 21’ Ávila exigió a Forsyth y Aparicio le ahogó el grito de gol a Yotún, y a los 25’ el “Cholito” estrelló un “sombrerito” en el travesaño. Todo era de Cristal, pero nada era suficiente.

El “Topo” ajustó las líneas en el segundo tiempo y Forsyth confirmó por qué es el mejor arquero del torneo. Los rimenses volvieron a tomar la iniciativa.

Míguez se fue expulsado y la mesa parecía servida para los bajopontinos, hasta que a los 85’ Guevgeozián se elevó hasta el cielo y conectó con precisión un cabezazo para desatar la euforia blanquiazul: 1-0 y punto. Inmerecido pero real. En el fútbol no hay justicia, pero esas ganas por recobrar el brillo de su historia alientan la fe de medio país que ya se ve en la final.

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