Lionel Messi y las cinco veces que "desapareció" ante Perú por las Eliminatorias

Vladimir Fiori Zumaeta.

Para disuadir la polémica diremos que Lionel Messi persigue las huellas de un portento como Diego Armando Maradona con sus decisiones celestiales, segundos previos al restallar de la guadaña, y el sedar de la pelota en el rincón de las ánimas con una pincelada de la escuela Da Vinci, pero también se despunta en la eternidad como séxtuple ganador del Balón de Oro, igual número de veces consagrado como el Mejor Jugador Mundial de la FIFA, cuatro Champions, diez coronas de España y cotizado en 112 millones de euros con 32 años a cuestas. Sin embargo, como todo mortal, el lucero del Barcelona tiene una espina incrustada por ahí que se llama Perú.

El rosarino de los 70 goles en 138 partidos con la selección absoluta de Argentina es perturbado por sus cuentas pendientes a ese nivel, curiosamente, ahí donde apenas ganó en el yankempó, pero como los traumas suelen gestarse por la sumatoria de hechos no forzados, Messi fue partícipe, según su historial, de cinco partidos eliminatorios ante Perú y, más allá de los resultados y las formas, fue presa pacífica de las marcas escalonadas en diversos pasajes, fuimos espectadores privilegiados de sus destellos casuales y de su aburrimiento hasta el punto de no sorprendernos con un gol de su habitual galera.

La primera historia se produjo el 9 de octubre del 2005, por las Eliminatorias al Mundial de Alemania 2006. El juvenil de 18 años, abriéndose paso por ese entonces en el Barcelona de Frank Rijkaard, debutaba en un estadio de su país (el Monumental de Núñez) con un proceder aceptable que se sintetizó a los 79’, cuando Messi, rápido para irrumpir en la zona de riesgo del equipo dirigido por Freddy Ternero, fue derribado por Leao Butrón, provocando su expulsión y el penal que Juan Román Riquelme convertiría ya con Erick Delgado en el pórtico nacional. El resultado, con el posterior autogol del “Cuto” Guadalupe, sería de 2-0 para el once de José Néstor Pékerman.

Tres años después, el 10 de setiembre del 2008, por la fecha 8 de las Eliminatorias al Mundial de Sudáfrica 2010, Messi fue un fantasma en el Monumental de Ate, intrascendente por el ímpetu de la sociedad Paolo de la Haza-Rainer Torres, trotón, liado con la pelota, hasta el punto de perderla en el minuto final por la presión, sobre la raya, del “Loco” Vargas, un bólido que surcó el carril izquierdo del campo, a pesar de la persecución del fluctuante Sebastián Battaglia, antes de despedir un misil que Johan Fano interceptó, incrustado en el área, con la sapiencia de un cazador. Esa historia concluyó a un gol por lado. Esteban Cambiasso había marcado a los 82’ para los dirigidos por el “Coco” Basile.

El tercer cruce de Messi con la “Blanquirroja” fue el 10 de octubre del 2009, por la penúltima fecha de las Eliminatorias al Mundial de Sudáfrica 2010. Esa jornada en el estadio de River Plate, recordada por su copiosa lluvia, se cerraba con el providencial golpe de cabeza de Hernán Rengifo, tras milimétrico servicio del “Chorrillano” Palacios a los 90’, que dejaba al equipo de Diego Armando Maradona en la picota con el 1-1 cardiaco. Sin embargo, a los 92’, tras un córner y una serie de casualidades diría demoniacas, el ingresante Martín Palermo le pegó con la izquierda, cerrando los ojos, con Leao Butrón al otro lado de la escena, para redimirlos del papelón. La zambullida posterior del Diego, como rito de celebración, fue más comentada que la trivial actuación de Messi. 

Esa vez, allá por el 11 de setiembre del 2012, Messi fue azorado por el ensordecedor grito de cuarenta mil hinchas dispersos entre las cuatro tribunas del Estadio Nacional: ¡Cristiano, Cristiano, Cristiano..!, por ese entonces, su cancerbero más recalcitrante. Fue por la jornada 8 de las Eliminatorias al Mundial de Brasil 2014. La memoria trae un par de escenas: el penal errado por Claudio Pizarro a los 2’ y el gol del “León” Zambrano a los 22’ luego de un servicio desde la derecha, casi cronometrado, por Luis Advíncula. El empate a uno sería registrado por obra y gracia de Gonzalo Higuaín a los 37’. El equipo de Alejandro Sabella se había ganado la lotería con apenas un boleto.

Esa tarde, el mejor del mundo fue Pedro Gallese, un pulpo bizarro, abrazado por el Todopoderoso, presto a la defensa, a lo imposible en la mismísima Bombonera y con 49 mil hinchas afiebrados. El 0-0 del 5 de octubre del 2017, por la fecha 17 de las Eliminatorias al Mundial de Rusia 2018, fue fruto de la estrategia ponderada expuesta por Ricardo Gareca. Miguel Araujo, el emergente zaguero que reemplazó al experimentado Christian Ramos, le sopló en la nunca a Messi, errático, oscilante hasta en su andar, cansado del juego de ajedrez impuesto por los peruanos. El final pudo ser una película de Netflix si Paolo Guerrero emboca su disparo, tras un tiro libre en el epílogo, que Sergio Romero barajó por esos albures de la vida.

Dato 1

El único gol que Lionel Messi le anotó a Perú se registró en la Copa América del 2007, desarrollada en Venezuela, en el partido disputado el 8 de julio, por los cuartos de final, en el Estadio Metropolitano de Barquisimeto. El abrumador marcador (4-0) desnudó la ruindad del equipo de Julio César Uribe. A los 62’, tras pase de Juan Román Riquelme, Lionel hizo pasar la pelota, con su prodigiosa zurda, por entre las piernas de Leao Butrón.

Dato 2

Messi no jugó dos partidos eliminatorios ante Perú: el 11 de octubre del 2013 en Buenos Aires, clasificatorio a Brasil 2014, por lesión en el muslo. Esa vez, Argentina ganó por 3-1. Y el 6 de octubre del 2016 en Lima, rumbo a Rusia 2018, a causa de un desgarro muscular. El resultado fue 2-2.