“No se jugó bien, esa es la verdad, pero lo importante era ganar y se cumplió con el objetivo principal”. Germán Ezequiel Pacheco se abrazó a la confesión sincera: rebasar al Juan Aurich no sería como saborear un helado. Había que lograr los tres puntos como sea, de rodilla, con la canilla, con la oreja, porque a puertas de un clásico fallar era condenarse a la presión, al estrés.
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“Ahora hay que pensar en el siguiente compromiso, igual de importante, ante un rival al que respetamos pero ante quien debemos ratificar nuestro buen momento”, puntualizó el argentino Germán Pacheco.
Pacheco -que ha marcado dos goles en cinco partidos del 2017 con la camiseta blanquiazul- advirtió que la semana de trabajos será especial porque “un clásico tiene otros ingredientes”. •