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LO QUE TU VIEJO NO TE CONTÓ: El atleta que manchó Seúl 88: Ben Johnson

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    Las historias olímpicas son jugosas y valen la pena recordarlas. El protagonista de hoy es, para muchos, una de las mayores vergüenzas de la historia del olimpismo. Hablamos de Ben Johnson, atleta canadiense de origen jamaiquino, que en Seúl 88 destronó a su principal contrincante, Carl Lewis –al que había ganado antes en el Mundial de Roma de 1987–, en la final de los 100 m., batiendo el récord mundial.

    Ambos atletas se habían declarado la guerra, todo para una prueba que duró menos de 10 segundos. Johnson se acomodó sobre su carril. Sonó el disparo de salida, tomó la delantera y marcó récord con un tiempo de 9.79 segundos, alzándose con la medalla de oro. 

    La alegría le duró dos días. Las pruebas de dopaje resultaron positivas. Tenía estanozol, un esteroide prohibido, convirtiendo el triunfo en un escándalo.

    Su descalificación otorgó la medalla de oro a Carl Lewis. A raíz de la investigación por dopaje, los registros de Johnson establecidos el año anterior también fueron anulados y fue suspendido dos años por la Federación Internacional de Atletismo (FIA). 

    En Canadá, los políticos y el pueblo pidieron su expulsión del país y su regreso a Jamaica. Su entrenador Charlie Francis fue citado por la justicia canadiense para explicar este escándalo.

    Johnson regresó al atletismo en 1991. Pero fue de nuevo “pescado” con la testosterona excesiva en Montreal 1993, poniendo el fin a su carrera. Años después reconoció que se dopaba. 

    Mañana seguimos con más anécdotas de los Juegos Olímpicos.

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