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Ribéry se acerca al Islam y deja el vicio

Franck Ribéry, la estrella del Bayern Múnich, abandona a los 22 años su vida extrema, de marginación, de dolor, de sentirse el ser más horrible del mundo, el “Caracortada” o el “Quasimodo”, por lo que parte a Turquía para empezar un resurgimiento espiritual al convertirse al Islam, brillar con el Galatasaray y recomponer su futuro futbolístico.

De regreso a Francia (junio del 2005) lo hizo renovado. Fue contratado por el Olympique de Marsella que pagó 7 millones de euros. Se presentó con su nuevo nombre: Bilail y ya estaba casado con una chica de origen marroquí Wahiba Belhami. Dejó de beber, no se peleaba, dejó de amanecerse en las calles.

Un día cuando jugaba con su equipo, los rivales le gritaron “Quasimodo” y él en lugar de reaccionar lanzó besitos volados. Eso le sirvió para que sea convocado a su selección. En tres partidos se ganó el apelativo del “nuevo Zidane”. Jugó el Mundial de Alemania 2006.

El 2007-08 llegó al Bayern Múnich que pagó por su pase 25 millones euros, el más caro de la Bundesliga. En su primera temporada anotó 11 goles con siete asistencias. Su mayor virtud son sus desbordes a banda cambiada y en diagonal. Es un jugador imprevisible. El 2008 y 2010 hizo ganar dos Copas a los bávaros.

Su aporte para llegar a la final de la Champions ha sido vital. Según la revista Kicker, “Ribéry es un jugador de clase mundial como nunca ha habido en la Bundesliga”. Pero hace 15 días un hecho de bronca en el camarín de Bayern hizo recordar sus inicios. Le pegó una cachetada a Robben por no dejarle patear el tiro libre ante Real Madrid. Le costo una multa de 50 mil euros.

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