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China: Kung-Fu, la técnica del país asiático para volverse potencial en el fútbol

China apunta a tener 50 millones de futbolistas para 2020. La arte marcial Kung-Fu es la base de esta estrategia.

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Los niños chinos durante su entrenamiento de Kung-Fu antes de la práctica de fútbol.
Los niños chinos durante su entrenamiento de Kung-Fu antes de la práctica de fútbol.

Desde hace 14 años que China no juega una Copa del Mundo. Desde la lejana Corea-Japón 2002, sú única participación mundialista, el gigante de Asia está lejos de volver a un Mundial y tiene remotas opciones de estar en Rusia 2018.

A pocos metros del templo de Shaolin, la meca de las artes marciales, la escuela Tagou abrió el pasado año una sección de fútbol, que reagrupa a unos 1.500 jóvenes de los 35.000 recibidos por la institución en condiciones espartanas.

Los aprendices de futbolistas, chicos y chicas que se entrenan varias horas al día, tienen derecho a una terreno radiante, con gradas en construcción para acoger a los futuros espectadores.

"Nosotros responderemos a la llamada de la patria", explica el entrenador Sun Dawei, sobre el plan del presidente Xi Jinping, gran apasionado del fútbol, que desea convertir a China en una superpotencia en 2050. Beijing invierte cantidades faraónicas con el objetivo de contar con 50 millones de futbolistas en 2020.

En Tagou, "buscamos combinar el fútbol con las técnicas de artes marciales de los monjes de Shaolin, con el propósito de crear un concepto original", explicó Sun, quien realizó un curso el pasado año para convertirse en entrenador.

"Con su base de kung-fu, tienen una flexibilidad y una fuerza física que les ayudarán cuando jueguen al fútbol", relató Sun. "Y saber saltar en el aire también les ayudará", añadió.

La escuela se da cinco años para figurar entre los tres mejores equipos de fútbol base de la provincia de Henan (centro de China). Para ello, firmó un contrato con una empresa británica para traer entrenadores de Reino Unido.

Pero en el campo, la defensa tiene muchos problemas de organización y el control de balón deja mucho que desear. No obstante, Sun Dawei es optimista: "Somos la mejor escuela de artes marciales. No hay ningún motivo por el que no lleguemos a ser también la mejor del país en otra disciplina".

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