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‘Checho’, el último Inca

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En las lágrimas de Sergio Ibarra se vieron reflejadas la emoción y felicidad del pueblo cusqueño, que logró la permanencia en primera división. El “Checho” se metió en el corazón del Cusco, gestado el objetivo de sacar al “Papá” del estado de coma, del abismo del descenso y, por ello, fue cargado en hombros y ovacionado por todo un Imperio.

“Fue una semana y un año complicados. Lo hecho por los jugadores fue extraordinario. Se entregaron al máximo y eso que habían chicos que, a pesar de no cobrar cuatro meses, se quedaron para apoyarme.Tengo un desahogo muy grande y me saqué lo que tenía acumulado en los siete meses de trabajo. Me puedo ir tranquilo a casa”, dijo emocionado el técnico-jugador.Ibarra aseguró que perdió peso, parte de la dentadura y hasta le dio gastritis por el penoso momento del Cienciano. “Me hubiera dolido que Sullana se haya ido al descenso por mi suegrita. Sin embargo, estoy feliz porque nos salvamos los dos, así que la espero en Lima con los tamalitos verdes”, sonrió el “Checho”, el famoso goleador prehistórico.

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