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Hugo Barrios

Chiclayo

Las huellas están en sus manos, ahora son como espejos finos que reflejan la cara de angustia de Fleitas y compañía, así amanece Diego Penny desde aquella epopeya, con el orgullo de ser campeón y con la posibilidad intacta de regresar a la selección. Al menos, Markarián ya lo dijo...

“Imagínate cómo no querer volver a la selección, espero que se concrete en enero. Ahora que estoy pasando por un buen momento, en mi corazón que es rojo solo hay una franja blanca como la bandera del Perú”, le mencionó a LÍBERO. 

Asimismo, el guardameta del “Ciclón” explicó: “La campaña del Juan Aurich es el fiel reflejo del compromiso que hay de parte de todo el grupo. Desde el inicio teníamos claro que para campeonar debíamos dejar la vida en el campo”.

De otro lado, Penny habló sobre el estampado (la ecografía de su hijo) que lo acompañó en las tres finales de los play offs. ¿Suerte?, ¿su ángel de la guarda?, para él lo fueron. Y es que el soporte de su vida no solo se basa en su 1.97 de estatura, sino en un pilar afectivo distinto.

“Mi mejor partido es el embarazo de mi esposa”, sentenció. La vida le sonríe, el destino ya no lo quiere palpar, porque disfruta de un presente extraordinario. Cuántos pueden decir lo mismo, cuántos tocaron el cielo con sus benditas manos.

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