¡Protestas masivas en las calles de EE.UU en contra de Trump! Ciudadanos muestran su molestia tras el cierre de USAID

El miércoles 5 de febrero se consagra como un día emblemático para todo aquel opositor de las posturas políticas de Donald Trump. Tras haberse anunciado el cierre de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), una multitud de ciudadanos se reunió frente al Capitolio con el fin de protestar en contra de las decisiones del jefe de Estado.

Para muchos, la situación presentada es grave. Después de todo, USAID proporciona asistencia económica, de desarrollo y humanitaria a todo el mundo como parte de los objetivos de la política exterior del país norteamericano. Privarles este beneficio a los territorios más vulnerables es dejarlos al abandono, algo de lo que se quejan en las manifestaciones.

En medio de protestas con pancartas en contra de la administración de Donald Trump, Ariana, una de las manifestantes, expresó que pese a que la decisión afecta a los empleados, este no es el único foco de preocupación. "Cada día en África, ocho niños contraen el VIH a causa del cierre de USAID. Hay niños que están muriendo por la falta de comida. Hay medicamentos que no pueden ser enviados. Es muy grave", sentenció.

Cabe mencionar que los protestantes están conscientes de que USAID no será la única agencia en la mira del gobierno de Estados Unidos. "Hoy, el ataque es contra USAID. Pero mañana será el Departamento de Educación. Después serán los otros departamentos", argumentó una opositora, indicando que, poco a poco, los estadounidenses entenderán los planes del jefe de Estado.

Así pues, los ciudadanos sostienen que poco a poco, tras el cierre de USAID y la posibilidad de que se arremeta en contra de otras organizaciones gubernamentales, empezarán a vivir las consecuencias. Por lo tanto, no aceptarán lo que está pasando sin oponer resistencia. "Vamos a ser como los franceses, no vamos a aceptar nada", señalaron.

El cierre de USAID se efectúa en un contexto internacional en el que se recortan políticas destinadas a defender los derechos humanos, persiguiendo y criminalizando a todo organismo social que exija que estos sean tomados en cuenta. Estas medidas atentan contra la democracia global en un momento en el que está debilitada.

En este escenario, la forma habitual de responder en Estados Unidos sería llevar estas decisiones a los tribunales para que los jueces las analicen. Sin embargo, este proceso puede ser lento y, mientras tanto, las consecuencias de esas decisiones pueden ser tan graves que no se puedan revertir, incluso si al final se decide que son ilegales.