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¡Alarma en el círculo de Trump! Sus aliados temen que los aranceles del 2 de abril puedan desatar una crisis comercial
Funcionarios de Trump temen una catástrofe con la imposición de aranceles mientras tratan de calmar a las empresas y mercados nerviosos.
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La Casa Blanca intenta transmitir calma ante la creciente incertidumbre que rodea la política comercial de Donald Trump. Con los mercados financieros mostrando signos de volatilidad, altos funcionarios han buscado dar seguridad a las empresas, los consumidores y los aliados republicanos.
Sin embargo, el verdadero desafío proviene del propio presidente. A pocos días del 2 de abril, fecha en la que entrarán en vigor nuevos aranceles globales, ni siquiera su círculo cercano sabe con certeza cuáles serán sus próximos pasos. Esta incertidumbre ha generado temor dentro del gobierno y entre los sectores económicos que podrían verse afectados.
El miedo de los funcionarios a los aranceles de Trump
Según Politico, las filtraciones sobre los llamados 'aranceles recíprocos' han aumentado la preocupación. Trump ha emitido mensajes contradictorios, lo que genera una constante modificación en la estrategia comercial y deja a sus propios asesores en la oscuridad.
Un aliado de la Casa Blanca confesó, bajo anonimato, que ni siquiera ellos saben con certeza cuáles serán los productos gravados, qué países se verán involucrados o cuáles serán las tasas aplicadas. La falta de claridad ha encendido las alarmas, especialmente porque los aranceles impuestos el 4 de marzo a Canadá, México y China ya tuvieron un impacto negativo en la bolsa.
A esto se suma el aumento inesperado en la inflación reportado por el Departamento de Comercio. Diversos asesores económicos advierten que nuevas tarifas podrían agravar la situación y golpear el bolsillo de los consumidores. A pesar de estas preocupaciones, Trump sigue respaldando firmemente las medidas proteccionistas y desoyendo las advertencias de los expertos.
El poco apoyo que recibe la política arancelaria de Trump
El presidente ha sorprendido a empresas y miembros de su administración con anuncios inesperados, como la imposición de un arancel del 25% a la industria automotriz. Aunque esta medida ya se contemplaba, la manera abrupta en que se oficializó obligó a la Casa Blanca a reajustar su agenda.
Las compañías afectadas tampoco recibieron notificación previa. Un funcionario de la Casa Blanca argumentó que "si las empresas hubieran prestado atención a los discursos de Trump, habrían previsto la medida". Sin embargo, estas decisiones sin coordinación refuerzan la sensación de improvisación y generan dudas sobre la capacidad del gobierno para ejecutar su estrategia comercial.
Aunque el jefe de Estado ha sugerido en discursos que los aranceles podrían ser menos severos y que algunos países podrían recibir concesiones, dentro de su equipo persiste la incertidumbre. Sus asesores más cercanos temen que sus cambios de opinión repentinos dificulten la planificación.
Dentro del gabinete también hay divisiones. Mientras figuras como Peter Navarro y el secretario de Comercio, Howard Lutnick, respaldan la postura proteccionista de Trump, otros intentan persuadirlo de adoptar un enfoque más moderado. La creciente influencia de Lutnick ha generado tensión interna, ya que se le acusa de decirle al presidente lo que quiere escuchar sin evaluar las consecuencias económicas reales.
La imposición de aranceles para el 2 de abril
Con la fecha límite acercándose, la incertidumbre se intensifica. Trump ha insinuado que todos los países podrían verse afectados, contradiciendo a su equipo económico, que en un principio había asegurado que solo un grupo reducido de naciones recibiría sanciones.
Además, el presidente ha mencionado la posibilidad de gravar industrias clave como la farmacéutica, la tecnológica y el comercio de bienes esenciales como cobre y madera. Sin embargo, en los últimos días ha insinuado que algunas medidas podrían retrasarse, aumentando la incertidumbre.
Las empresas y socios comerciales de EE.UU. han manifestado su preocupación por la falta de información precisa, lo que complica su capacidad de respuesta. Al mismo tiempo, algunos asesores más escépticos advierten que estas tarifas podrían afectar la economía en un momento en que la administración busca fortalecer la confianza del consumidor.