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    Selección de Brasil: el día que casi pierde la vida Ronaldo

    El astro brasileñoRonaldo vivió una 'noche de terror' un día antes de la final de Francia 1998, el 'Fenómeno' por poco y no la cuenta.

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    Su grave lesión a la rodilla jugando por el Inter de Milan, no fue el único pasaje 'negro' en la biografía del para muchos, el mejor '9' de la historia: Ronaldo. El 'Fenómeno' vivió el peor día de su vida en 1998, un día antes de la gran final de la Copa del Mundo ante Francia, aquel día el astro brasileño casi pierde la vida en plena concentración de la selección de Brasil.

    ¡Ronaldo se muere! ¡Ronaldo se muere! gritó un impactado Roberto Carlos al ver al delantero convulsionar en su habitación donde concentraba la 'canarinha', los médicos actuaron de inmediato y el primer diagnóstico fue una probable crisis de epilepsia, enfermedad que jamás en su vida había sufrido Ronaldo. Lastimosamente, aquella noche se acabó el sueño del Mundial para el 'scratch'.

    Lo que sigue ya todos lo sabemos, Brasil cayó 3-0 ante la Francia de Zinedine Zidane, con un Ronaldo que a pesar de todo no quiso perderse el compromiso pero que pasó desapercibido todo el compromiso. Apenas tocó la pelota en algunas ocasiones pero dentro del campo no apareció ni su sombra. 

    Días después se conoció que el causante de que el entonces jugador del Inter de Milan sea un 'fantasma' en la cancha, fue el potente sedante que había ingerido para no perderse la final.

    No obstante, 'la otra verdad' se conoció en el 2012, en una entrevista el cardiólogo Bruno Carú, señaló que aquel diagnóstico era fallido y que en realidad se trató de un ataque cardíaco debido a una posición antinatural de su cabeza (al parecer mientras dormía) que le comprimió el glomus carotídeo “un pequeño órgano responsable de los mecanismos reflejos de la regulación de la frecuencia cardíaca y de la presión”, señaló el especialista.

    La primera o segunda versión, según como quieran creerlo, lo cierto es que aquella noche en el Saint-Denis Ronaldo solo quería escuchar el pitazo final para irse a su cama y es que un día antes había vivido el peor día de su vida. 

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