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José Velasquez: El 'patrón' por ahora quedó mal [OPINIÓN]

El periodistaValentín Ahónopina sobre las declaraciones del exseleccionado peruano,José Velásquez quien recordóla goleada de Argentina en el Mundial de 1978 culpando a varios exmundialistas.

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Velásquez tiene mucho que explicar ante sus acusaciones
Velásquez tiene mucho que explicar ante sus acusaciones

Han pasado cuarenta años y José Velásquez habla nuevamente del vergonzoso partido que se jugó en el Gigante de Arroyito. Allí, una noche de 1978, humillaron 6-0 a la selección peruana. Fue doloroso porque cada gol aceleró la  agonía de nuestra dignidad. Argentina, dirigida por César Luis Menotti, lograba  pasar a la final de aquel torneo organizado por la dictadura de Rafael Videla para que las barbaridades militares perdieran protagonismo.

Han pasado cuarenta años y el  “Patrón” dice, nuevamente, que varios integrantes se vendieron en aquella ocasión. ¿Por qué Velásquez insiste en hacerlo? ¿Por qué involucra ahora a Juan José Muñante y guarda los nombres de otros dos diciendo que puede perjudicar sus carreras? ¿Puede hacerlo con el “Jet”, con el vapuleado Rodulfo Manzo y con los finados Raúl Gorriti, Roberto Rojas y Marcos Calderón?

He admirado el juego de José Velásquez en Alianza Lima y la selección nacional durante años. Después de él no hemos tenido un jugador igual como volante central. Pero esta vez se equivocó. Un verdadero líder debió reunir a sus compañeros y hacer un pronunciamiento para desterrar todas las miserias elucubradas desde aquel día. Un verdadero líder se hubiera encargado de limpiar la honra de un grupo de hombres que se puso la camiseta de un país. Pero Muñante dijo públicamente, por primera vez, que  “Velásquez es un antisocial y fue abusivo con sus compañeros”. Y eso cambia la percepción de muchas personas. ¿Qué podría decir un señor como Héctor Chumpitaz al respecto? ¿Y el “Panadero” Díaz? De Cubillas o de Oblitas no podemos esperar mucho, pero sí de personas que jugaron para un país y no para provecho personal.

Tengo la impresión de que Velásquez vive amargado. Tuvo la gran oportunidad de trascender fuera de la cancha cuando lo nombraron asistente de Maturana en la selección, pero se fue sin pena,  ni gloria. Terminó dirigiendo al Condestable de Mala y de ahí a comentarista de televisión. A diferencia de Uribe y Mosquera en Fox Sports, puede ejercer esa función porque ha descartado ser técnico. Al menos es consecuente. Pero no tiene crédito para acusar sin fundamento. No tiene ese derecho.

Las acusaciones contra los jugadores de la selección no se pueden basar en el libro escrito por David Yallop, ni en apreciaciones como que “Manzo se agachó en el gol” o que “Marcos Calderón envió una extraña alineación”. Uno ya no quiere hablar y el otro está muerto. Esa fábula de que Videla pactó con Francisco Morales Bermúdez la entrega de dos barcos llenos de trigo y hacerse cargo de 13 políticos peruanos deportados a Buenos Aires es anécdota de otro libreto, parte de otro cuento y con otros personajes.

Para que la dignidad de aquel plantel no siga agonizando, deberían juntarse la mayoría, hablar como en sus tiempos de camarín, ponerse de acuerdo y pronunciarse. Deberían olvidar ese verso de los códigos porque no se trata de salidas con bailarinas o escapadas de la concentración. Se trata del honor. Hay cuatro finados y diecinueve voces que pueden aclarar lo que dijo Velásquez, el patrón que por ahora quedó mal.

EL DATOJosé Velásquez jugó dos mundiales con Perú. Argentina 1978 y España 1982.  

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