Este enfoque innovador busca reducir el impacto de la malaria en zonas vulnerables, especialmente en África, que concentra el 95% de las muertes.
La capacidad de los mosquitos para adaptarse rápidamente a nuevos entornos y transmitir enfermedades como la malaria es un reto importante para la salud pública. Por eso, el uso de tecnologías avanzadas se vuelve esencial para prevenir epidemias a nivel mundial.
Investigadores de la Universidad del Sur de Florida crearon un sistema de vigilancia inteligente basado en inteligencia artificial para predecir brotes de malaria transmitida por el mosquito Anopheles stephensi. El proyecto, financiado con US$3,6 millones por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, forma parte de la iniciativa EMERGENTS, que busca establecer un centro de excelencia en África occidental para la investigación y control de la malaria.
El equipo liderado por el biólogo Ryan Carney y el ingeniero informático Sriram Chellappan ha implementado un sistema que combina algoritmos de análisis visual con dispositivos de captura automatizada. Este sistema permite rastrear, identificar y analizar la presencia del mosquito Anopheles stephensi de manera eficiente.
Las trampas inteligentes, diseñadas para funcionar de forma autónoma, son capaces de identificar a los mosquitos sin intervención humana. Además, los ciudadanos pueden contribuir al proyecto a través de la plataforma participativa mosquitodashboard.org, donde pueden enviar fotografías tomadas desde sus móviles, las cuales son procesadas en tiempo real.
El proyecto EMERGENTS se centra en varios objetivos estratégicos a cinco años, que incluyen:
La capacidad de respuesta localizada de esta estrategia es una de sus principales ventajas. Como han declarado los investigadores, "saber exactamente dónde están los mosquitos transmisores permite intervenir en ese punto y evitar que el brote se expanda".
A pesar de la creciente importancia de la inteligencia artificial en la prevención de epidemias, los expertos advierten que no es una solución única. La lucha contra la malaria seguirá requiriendo medidas tradicionales, como el uso de mosquiteras, repelentes y la fumigación en zonas críticas.
En este sentido, la inteligencia artificial se posiciona como una herramienta complementaria que mejora la eficiencia de los sistemas de control existentes, pero no reemplaza las prácticas tradicionales que han demostrado ser efectivas en la lucha contra esta enfermedad.