La historia de Robinho, uno de los jugadores más emblemáticos del fútbol brasileño, cuenta con un inicio que ilusionaba a todo el "deporte rey", sin embargo, el último tramo que vive el ahora integrante del Santos entristece a todos los personajes que apostaron por él, como el caso de Pelé.
Con 21 años, Robson de Souza pasaba por un gran momento con el "peixe", equipo con el que llegó a la final de la Libertadores 2003, antes de ser anunciado como flamante fichaje del Real Madrid en la temporada 2005-2006 por 24 millones de euros.
Lo que parecía ser un arranque auspicioso con los merengues tras su debut contra el Cádiz, donde sacó a relucir todo su "jogo bonito", se fue diluyendo con el pasar de los meses, al punto de ser traspasado en setiembre del 2008 al Manchester City, después 137 partidos y 35 goles como jugador del Madrid.
A pesar de llegar al elenco "ciudadano" con el cartel de estrella, por el cual los merengues recibieron 43 millones de euros, Robinho, uno de los mejores pagados de la Premier League en ese momento, tuvo varios desacuerdos con entrenadores como Mark Hughes y Roberto Mancini. El "garoto" disputó 53 partidos y marcó 16 goles antes de cambiar de club por el AC Milan por 21 millones de euros.
Con los "rossoneros", el nacido en Sao Vicente participó en 144 encuentros oficiales antes de dar un desalentador giro profesional en el 2014, año en que regresaría por tercera vez al Santos, la segunda se dio desde enero a agosto del 2010.
En medio de un escándalo sexual en Italia, Robinho retornó al equipo que lo lanzó a la fama para encontrarse a sí mismo, no obstante, el brasileño no encontraría un espacio en el "peixe" y cayó en una espiral que lo llevó por el Guangzhou Evergrande (China), Atlético Mineiro (Brasil), Sivasspor y Basaksehir (Turquía), antes de sumar con 36 años su cuarta etapa con el Santos a partir de octubre del 2020 y con un sueldo de 230 euros al mes.