Después del golazo que anotó Mario Ricardo a Cerro Porteño en la Copa Paraguay, el mediocampista del Cristóbal Colón se ha ganado el respeto del mundo, y no sólo por el logro deportivo, pues hay una conmovedora detrás que demostró que su habilidad es más grande que las adversidades.
Sin embargo, la dificultad para anotar quedó relegada tras revelarse el verdadero obstáculo perenne y que lo acompañará por siempre: Mario Ricardo juega con un ojo menos.
De pequeño sufrió un accidente de tránsito lo que le generó la pérdida de la visibilidad completa del ojo izquierdo. Este duro hecho no mermó el deseo de ser futbolista profesional. Cristobal Colón es un humilde equipo que permanece a la Tercera División en Paraguay y para estar bien económicamente realiza trabajos extras.
Ayuda en el traslado de verduras del mercado de Asunción hacia Julián Saldívar, ciudad donde vive su familia, para poder comercializarlo. La historia de superación de Mario Ricardo es digno de admirar y emular. Es por ello que no causa extrañeza que porte la cinta de capitán del conjunto del Cristobal Colón. "Toqué el balón y no dudé en pegarle", señaló tras el encuentro.