La alianza cooperativa entre ICE y Florida para fortalecer la seguridad preocupa a los inmigrantes latinos, especialmente a los que no regularizan su estatus.
Recientemente, dos localidades en Florida han establecido convenios con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) con el objetivo de reforzar las operaciones migratorias en Estados Unidos. Esta decisión ha suscitado preocupación entre las comunidades latinas, que temen un incremento en las detenciones y deportaciones en un futuro cercano.
La incertidumbre sobre los lugares de las próximas redadas migratorias ha provocado ansiedad entre los residentes, quienes se sienten expuestos y vulnerables.
En el condado de Miami-Dade, las ciudades de Doral y Hialeah han establecido convenios con el ICE para llevar a cabo fuertes operativos dirigidos a inmigrantes indocumentados. Esta radical decisión no ha podido evitar la preocupación y alarma entre los latinos, que temen un aumento notable de arrestos y expulsiones del país americano.
En este contexto, las autoridades locales salieron al frente para asegurar que estas alianzas buscan reforzar la seguridad pública y garantizar el cumplimiento de las leyes migratorias federales.
No obstante, líderes comunitarios y defensores de los derechos de los inmigrantes alertan sobre las posibles consecuencias negativas que estas medidas podrían tener en las familias extranjeras y en la cohesión social de la región.
Varias organizaciones de derechos civiles de Florida, junto a miembros de comunidades afectadas, han manifestado su oposición a estas colaboraciones, señalando que podrían generar un clima de miedo y desconfianza hacia las autoridades locales.
Además, argumentaron que la participación de las fuerzas del orden en operativos migratorios podría desincentivar a los ciudadanos a reportar delitos o a cooperar con la policía, lo que tendría un efecto adverso en la seguridad pública.