Siempre fueron señalados como el club católico, el de las procesiones. Sin embargo, hoy no quieren ver a los “santos” ni en pintura. Y es que en el fútbol también hay códigos de conducta, que para los de Matute en Santa Anita rompieron sin piedad.
“San Martín destruyó la fraternidad que había. Eso podría convertirse en una situación repetitiva para los demás jugadores. Para mí, Álvaro Barco y su club se precipitaron”, confesó aún consternado el gerente deportivo íntimo, Carlos Carpio.