Hoy los dirigentes de los clubes lloran por no poder cumplir con los sueldos y deudas de anteriores años que tienen con los futbolistas. Miran a todos lados y buscan cubrir las planillas que inflaron a comienzos de año contratando jugadores que no justificaron la inversión.
Gastaron en un año que sólo tiene siete meses de fútbol, aceptaron irresponsablemente dejar de jugar los meses de junio y julio para que la selección se prepare mejor para la Copa América y Eliminatorias.
En junio y julio no entró un centavo a las cuentas de los clubes. Empero, la federación entregó premios por 53 mil dólares a cada jugador que logró el tercer puesto en la justa sudamericana, mientras los jugadores de los clubes la pasaron en blanco de junio a setiembre.
No entiendo la indolencia de la FPF ni la candidez de los presidentes que hoy lloran porque en la Videna comen caviar y ellos no tienen para el langoy. Este es el único país donde los clubes no son los dueños del fútbol.