Tras lo obtenido en los Bolivarianos, el presidente del IPD, Francisco Boza, cree que en algunos años lograran títulos y medallas por los programas que vienen realizando para formar al deportista.
No hay duda que este 2013 ha significado un cambio importante para el deporte peruano. Y esto se debe principalmente a la presencia de Francisco Boza al frente del Instituto Peruano del Deporte (IPD), acompañado de Akio Tamashiro, director de Deporte Afiliado y responsable de los Programas de Apoyo al Deportista, el profesor Oscar Hamada, director de la Dirección de Capacitación y Técnica Deportiva y el doctor Saúl Barrera, secretario general del máximo ente deportivo de nuestro país.
Boza, quien fuera medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, ha logrado para el Perú lo que parecía un imposible: Que Lima sea sede de los Juegos Panamericanos Lima 2019, un hecho histórico que marcará un antes y un después para el deporte nacional.
Pero nuestro medallista olímpico no solo dirige el IPD sino que ha tenido la noble tarea de sensibilizarse con el deportista activo en las buenas y en las malas. Cuando está en el podio de los ganadores y cuando brota en llanto cuando el esfuerzo no alcanzó para una presea. Ahí está Boza, porque nadie más que él, sabe lo que un deportista siente cuando lucha se esfuerza y gana o pierde el primer lugar.
Asimismo, importante en el engranaje y evolución del deporte nacional es el director de la Dirección Nacional de Capacitación y Técnica Deportiva, Oscar Hamada, preocupado por la capacitación de los deportistas, de las Federaciones Deportivas, de la legalización de las mismas, de los cursos virtuales que se dictan a través de la página web: www.ipd.gob.pe y ahora último con motivo de los Juegos Suramericanos y Bolivarianos, preocupado por la capacitación de los periodistas.
El IPD no es el paraíso. Pero con gente como Boza, Barrera, Hamada y Tamashiro, dedicados 100 por ciento al deporte, el Perú puede estar seguro que vamos por el camino correcto y el Gobierno puede sentirse tranquilo porque hay hombres trabajando por el deporte.