El “Gato” César Espino también gambeteó a la muerte al no abordar el Fokker de Alianza Lima, aquel trágico 8 de diciembre de 1987.
Su historia duele a todos y las lágrimas que derrama, cuando recuerda a los amigos que perdió, se confuden con el mar de Ventanilla.
El “Gato”, que jugaba como defensor o volante en el esquema del recordado Marcos Calderón, no viajó porque fue expulsado en el partido anterior ante San Agustín. El fuego que sintió cuando se enteró del accidente aéreo lo devastó.
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Tenía todas las ganas de ganarle al Deportivo Pucallpa y acercarse más al título. Pero Espino era un jugador fuerte, que no toleraba el festín del rival. Vio la roja frente a los “canarios” y no subió al Fokker.
“Han transcurido 29 años, y sigo recordando ese triste episodio. Nunca los olvidaremos porque representaban a la nueva generación del fútbol peruano. Con ellos, estoy seguro, que volvíamos a pelear la clasificación a los Mundiales”.
Espino sufre. Su pesar es grande. No encuentra palabras para describir el fatal accidente que enlutó al mundo entero. “Es un trauma que será difícil de superar.
Cada 8 de diciembre recuerdo ese accidente que terminó por marcarme mi vida, así como habrá sucedido con los futbolistas que no viajaron”.
El “Gato” se refugió en su familia para superar el trauma. el daño fue “irreparable para las familias”. “Lo mismo debe sentir la familia del Chapecoense”, nos dice con ganas de llorar.
Luego de la tragedia del Fokker, el “Gato” Espino volvió a vivir en carne propia otro grave accidente cuando jugaba en el Deportivo Municipal. Sucedió en 1991, muriendo el futbolista Héctor Mathey.
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“Al salir de Alianza fiché por el equipo edil y en la época del terrorismo encontramos una bomba en el lugar donde entrenábamos, que hizo volar un brazo al hijo de Marcelo Aleman.
El ‘Loco’ Quiroga también sufrió con el impacto, por ese motivo me retiré a muy temprana edad.
Sin duda he pasado dos episodios que pudieron costarme la vida”, reveló el “Gato” Espino, hoy entrenador.
EL DATO
El “Gato” Espino es entrenador y sueña con dirigir algún día a Alianza Lima. La hinchada lo aprecia porque siempre apoyó a los “potrillos”.